dilluns, 9 de juliol del 2007

FESTES MAJORS 1993

Mantenidora: Eupropia Francisca Sánchez Giménez
Va nàixer a Sigeres (Àvila) el 21 d'agost de 1914
Mestra jubilada

Buenas noches queridos vecinos y vecinas de Cálig.
Quiero empezar pidiéndoos me disculpéis por no hablaros en valenciano, y bien que quisiera hacerlo, pero pronuncio tan mal que destrozaría vuestra lengua y me merece demasiado respeto para hacerlo. Aquí entre nosotros, los idiomas no son mi fuerte ya que llevando tanto tiempo en Cálig y aunque lo entiendo, claro ¿verdad? solo faltaría que no lo entendiera, como os decía, pronuncio fatal pero me gusta oírlo y mis hijos, los tres, lo hablan y vosotros debéis conservar y perfeccionar vuestra lengua y hablar y escribir en valenciano. Los niños, por suerte, ya pueden estudiarlo en la escuela y os lo pueden enseñar a los padres que no habéis tenido la oportunidad que ahora tienen ellos. No va de broma, pedid a vuestros hijos que os enseñen a escribir en valenciano, ellos se sentirán importantes y vosotros aumentaréis vuestra cultura, lo cual siempre es conveniente. ¡Vaya, ya me salió la vena de la maestra!
Permitidme unas consideraciones sobre esta noche calurosa y alegre, noche de verano que invita a salir a la calle a relacionarse con los demás y a charlar con los amigos.
Esta noche tan especial por muchas cosas.
Especial para todos vosotros, hijos de Cálig, y para los forasteros que nos honran con su compañía, porque comienzan las fiestas, nuestras fiestas, días de jolgorio y de esparcimiento, días de descanso para los que se las toman con más calma, pero días de alegría para todos. Noche especial para la reina, señorita María Inés Anglés Bayarri, y para sus damas, porque comenzáis vuestro reinado y en estos días no pararéis de ir de un sitio a otro y seréis las protagonistas de todos los actos. Y estaréis en el baile, en los toros, en el fútbol, en las carreras y en todas partes. Tal vez alguna mañana tendréis que echar mano de las gafas de sol para que los demás no vean vuestros ojos soñolientos, pero eso es lo de menos, la verdad es que sacaréis toda la vitalidad de vuestra juventud y estaréis en todas partes presidiendo los actos y pasándolo bien, yo os lo deseo de todo corazón. Y esta noche también es especial para mi porque tengo la oportunidad y el honor de dirigirme a todos vosotros, de inaugurar nuestras fiestas y de daros las gracias por todos estos años.
Qué os voy a contar que no sepáis ya.
Un día, hace mucho tiempo, llegué a Cálig para hacerme cargo de una clase en el colegio. Todos me recibisteis muy bien, como hacéis con todos los forasteros que llegan a este pueblo; digo que me recibisteis bien tanto los maestros que aquí había entonces, queridos compañeros a los que recuerdo con mucho cariño, como el resto del pueblo. Qué digo me recibisteis bien, mejor aún, me acogisteis y me aceptasteis como uno de vosotros y eso es lo que yo me siento y me he sentido en todos estos años, una más en nuestro pueblo.
Sí, ha pasado mucho tiempo desde que llegué, pero no ha pasado en vano. El pueblo ha cambiado mucho, vosotros habéis cambiado y yo he cambiado. Cuando llegué, vuestro pueblo era un pueblo agricultor y vosotros hombres del campo, sacabais el carro y el caballo para ir a trabajar vuestros campos; ahora sacáis los tractores. Vuestra agricultura era sobre todo de secano, ahora habéis convertido el término en productivos regadíos. Ya lo creo que el tiempo no ha pasado en vano. La escuela a la que yo me incorporé era un viejo edificio y en él trabajábamos cuatro maestros, dos hombres y dos mujeres, y sólo contábamos con una pizarra y una tiza para ilustrar nuestras explicaciones, ahora son más maestros y los niños y las niñas estudian idiomas y hacen gimnasia con profesores especializados, además de estudiar las asignaturas de siempre, en un colegio nuevo y bien dotado con televisión y vídeo y otros medios modernos. También el pueblo es muy diferente de cómo lo encontré, con hermosas casas nuevas con todas las comodidades, y bonitas plazas y hasta una piscina para que pequeños y mayores disfruten en verano y se libren durante unas horas del calor.
También quiero recordar al Grupo de Cornetas y Majoretes, que, a mi particularmente, me hizo pasar tan buenos ratos porque, como sabéis, mi nieta Sara formó parte del grupo y yo iba donde quiera que las Majoretes actuaran para aplaudir bien fuerte. Y hay que decir que eran el mejor grupo de todos los que vi actuar. Tal vez algún día nuevos jóvenes tendrán la ilusión de volver a formarlo.
Y no quiero olvidarme del grupo la Colla de Dansaires que participa en todas las fiestas del pueblo contribuyendo a perpetuar nuestro folclore y nuestras tradiciones, y han tenido un gran papel en la recuperación de la Fiesta de San Vicente, de gran arraigo en la cultura de nuestro pueblo.
Aprovecho la ocasión para hacer un llamamiento a los jóvenes, sí, he dicho los jóvenes o sea chicos, porque el grupo, numeroso en chicas, está falto de hombres que mantengan nuestras raíces y puedan transmitirlas a sus hijos.
En alguna ocasión, compañeros y amigos me han preguntado: ¿por qué no pides escuela en Vinaroz? Siempre he contestado lo mismo: ¿para qué, si estoy tan a gusto en Cálig?
Por eso cuando me jubilé, bueno me jubilaron, porque yo todavía no hubiera dejado mi escuela ni mis niños, me quedé aquí, en vuestro pueblo que yo sentía como mío. Y aquí sigo. ¿Cómo me voy a marchar si aquí siempre me he sentido acompañada y querida, en los buenos momentos y en los malos?
Sí, ha pasado mucho tiempo, muchos de vosotros habéis estado sentados en las mesas de mi clase, muchos de vosotros y vuestros hijos, muchos de vosotros habéis sido mis niños y mis niñas.
Cuando el senyor alcalde y el presidente de la Comisión de Fiestas vinieron a concederme el honor de ser vuestra mantenedora, mi primera reacción fue negarme, yo no podía aceptar, todos los mantenedores anteriores habían sido personas importantes con muchos méritos, y yo ni soy importante i si tengo algún mérito es el de haber dedicado mi vida a procurar que los jóvenes y los niños de este pueblo fueran algún día hombres y mujeres honrados y capaces de desenvolverse en la vida. ¡Bien, a la vista está que tuve éxito!
Bueno, como os decía, mi primera reacción fue negarme, pero cuando me dijeron que la Comisión formada por jóvenes, formada por mis niños, me habían elegido, entonces ya no pude negarme. Pensé: "Lo haré y que Dios me ayude". Y aquí me tenéis, feliz del presente y con un poco de añoranza del pasado. Añoranza sí, pero no tristeza porque en el presente tengo una familia y muchos amigos, entre ellos todos vosotros, a los que quiero y sé que me quieren; pero un poquito de añoranza sí porque yo también fui joven como estas señoritas, la reina y las damas que tan bien representan a la juventud de Cálig, a una juventud que ante todos los problemas y dificultades de la sociedad moderna ha sabido mantenerse firme y limpia diciendo no a las drogas, delincuencia y gamberrismo que hoy sufrimos. Por eso os digo, a vosotros jóvenes de hoy, seguid así, no abandonéis, vale la pena luchar por las ilusiones. Disfrutad en las fiestas de vuestro pueblo, os lo habéis ganado.
Y bien, como no quiero cansaros y sé que lo que estáis deseando es que empiece el baile, sólo me queda ampliar a todos, a los vecinos de Cálig, a los que siendo caligenses no podéis vivir aquí pero volvéis todos los años a vuestro pueblo y también, como no, a los que habéis elegido Cálig como vuestro lugar de veraneo, mis deseos de que os divirtáis mucho en estos días de fiestas y merecido descanso.
¡Sed prudentes con los toros!
¡Gracias y felices fiestas!